El reloj del sur

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El reloj del sur de la Plaza Murillo y la inquisitoria oposición

Illa Paxi Ciudadana del Sur / katari.org
Cuando Galileo Galilei planteó que sus descubrimientos concluían afirmando que la tierra era redonda y no plana como hasta ese momento se la concebía, la iglesia y la sociedad reacciona condenándola y descalificándola sin darse el chance de debatirla.

¿Cómo era posible que venga este mortal a decirnos que era redonda?, de pronto la iglesia y las sociedades de entonces fueron sacudidas y puestas en crisis porque simplemente la iglesia y los imperios nos habían impuesto verdades absolutas e intolerantes, que no podían ser cuestionadas.

Fue entonces que Galileo Galilei se vio obligado a una abjuración para salvar su vida:

“Yo, Galileo Galilei, hijo de Vincenzio Galilei de Florencia, con 70 años de edad, llamado ante este tribunal, y arrodillado ante Uds., Eminentes Reverendos Cardenales, Inquisidores de la republica Cristiana ante la depravación de la herejía, ante mis ojos lo más Santos Magistrados, y tendiendo a ellos mis manos; juro que siempre he creído, y creo ahora, y con ayuda de Dios creeré en el futuro todo lo que la Santa Católica y Apostólica Iglesia sostiene, predica y enseña.

Y dado que, después de haber sido llamado por este Santo Oficio a abandonar enteramente la falsa opinión de que el sol es el centro del universo y que es inmóvil, y que la tierra no es el centro del mismo y se mueve, así como tampoco sostener, defender ni enseñar de manera alguna, ni oralmente ni en escritura, la mencionada falsa doctrina; y después de haber recibido una notificación de que dicha doctrina es contraria a las Sagradas Escrituras, yo escribí e hice imprimir un libro en el cual hice mención de la ya condenada doctrina, y argumenté a su favor, sin llegar a solución alguna: He sido juzgado sospechoso grave de herejía, esto es, de haber mantenido y creído que el sol es el centro del universo e inmóvil, y que la Tierra no es el centro del mismo, y sí se mueve…”

Pese a que Galilei se retracta para salvar su vida, la humanidad ingresa en un ciclo de cambios paradigmáticos en el ámbito social, económico, religioso, cultural, generacional, etc., a partir de ese momento el mundo ya no vuelve a ser el mismo.

El reloj del sur
El reloj del Sur

Como reviviendo tal acontecimiento, el Canciller y las autoridades legislativas plantearon y optaron por cambiar el curso del reloj de la plaza Murillo bajo el argumento de que el ciclo del tiempo en el norte es opuesto al del sur, que cuando allá es verano aquí es invierno, que el ciclo solar en el sur va de izquierda a derecha, al igual que la concepción del mundo basada en la armonización con la naturaleza y la integración en diferencia a la del norte que nos impuso valores de división y desintegración.

¿En un tiempo de recuperación de la identidad por qué no replantearnos y cuestionar lo que nos fue literalmente impuesto? Hace tiempo escribí un artículo en el que cuestionaba la denominación de las calles y plazas como la plaza España en tributo y sumisión a la colonización, ejemplos sobran, de lo que tenemos que empezar a cambiar.

¿Pero cómo reacciona la gente?, los políticos tradicionales manejaron el argumento de que era un retroceso, otros que opinaban que el gobierno se ocupaba de macanas, no me dejan de sorprender las tan “inteligentes respuestas”.

Los periodistas de conocidos medios televisivos no se quedan atrás, opinaron que estaban realmente asombrados por tal absurdez, de que Bolivia estaba de pies a cabeza, al colmo de manifestar preocupación y temor ante la posibilidad de cambiar nuestros relojes obligatoriamente, en una de las entrevistas al Presidente del Senado le preguntaban: ¿senador, cuándo será que volvemos a la “normalidad”?

A todo este pronunciamiento de eruditos no podía faltar la presencia de la Alcaldía con la ley 3087 en la que establece la protección del patrimonio del gobierno local… protección legal por ser testimonio de la colonización y la imposición que sufrieron nuestros pueblos, pero ilegítima cuando se trata de apoyar la recuperación de nuestra identidad.

En fin, alguien me puede decir ¿cuándo le interesó a la Alcaldía el funcionamiento de ese reloj?, ese reloj quedaba parado por meses hasta que algunos funcionarios del legislativo se apiadaban de él y lo ponían a funcionar.

Estamos frente a una situación similar a la de Galileo Galilei, una postura inquisitoria, que no tolera nuevas maneras de pensar, de proponer visiones distintas a la del norte.

A los que nunca les importó cuando ese reloj permanecía parado por meses y que ahora sacan hasta normas, a los que manejan el argumento simplista de que se hacen macanas y así como a Galilei lo obligaron a contradecirse por salvar su vida, decisión que tomó ante la necedad e ignorancia, queda decirles que los procesos siempre avanzan, siempre se replantean e interpelan las verdades absolutas que por cierto también son un mito que el norte nos impuso.

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