Hegemonismo, la Hilde, España, el aymara y el quechua

A. Condori: lengua-aymara.com
En un artículo anterior ya quedó claro que clasificar interesadamente a unas hablas como provechosos y plenos idiomas y a otras como irrelevantes y torpes dialectos es algo absolutamente anticientífico, plenamente ideológico y tributario de una visión hegemonista a la que le horroriza el multilingüismo.

Recuérdese el famoso video donde una aristocratoide Martha Hildebrandt, con unos modales horribles de otro modo no se entiende que moteje de «niñas quechuahablantes» a otras dos legisladoras de origen amerindio le insiste al Congreso de la República que la publicación de las leyes peruanas en versión multilingüe «no sirve para nada» (típico argumento de irrelevancia).

 

Vea a Martha Hildebrandt, sus modales horribles en youtube.com

No nos engañemos, todo ello es pura política, tanto si lo dice la Hilde como si lo repite un maestro rural de un pueblo que ni aparece en el mapa. Política, política, política. Si no lo entiendes así, te agarran desprevenido.

Pensaba uno que esta atmósfera de hegemonía lingüística era algo más propio de un país como el Perú, o como Bolivia, tan añosa nuestra nostalgia colonial, tan acostumbrados nosotros a las fórmulas tercermundistas del autoritarismo castrense, al mandonismo aristocrático (ya se sabe, algunas siguen prefiriendo «un gobierno dictatorial») y al «porque yo lo ordeno».

Luego he visto que me equivocaba, el hegemonismo unilingüe es universal y no hace falta ser una ultraderechista como la Hilde para abrazar los mismos argumentos.

Hegemonismo español
Lo dicho queda ilustrado estos días en el artículo del diario El País que cuenta cómo la comunidad bereber nativa de la ciudad española de Melilla (debe quedar claro que la comunidad es nativa, no foránea) trata de impulsar la enseñanza de la lengua local, el tamazigh, en las escuelas como curso optativo, no obligatorio.

Claro que el tamazigh tampoco recibe mucha consideración en el vecino Marruecos, que por otro lado se trata de un perverso régimen monárquico dictatorial escandalosamente podrido, pero España… España es otra cosa, una democracia europea de ideas avanzadas donde es legal el aborto y los homosexuales se pueden casar ¿no? Es así ¿no es cierto? No, no es cierto, por lo menos en lo que a actitudes políticas para el multilingüismo se refiere.

El ministro del ramo, Ángel Gabilondo, pertenece a un partido socialdemócrata y por tanto a ese espectro de fuerzas que se llaman progresistas. Por lo visto, hasta los progresistas españoles pueden ser hegemonistas lingüísticos. He aquí su argumentario:
No nos planteamos tener una lengua optativa a día de hoy […] hay que fomentar el español, respetando a las demás lenguas…

Resulta curioso que, funcionando la administración en Melilla al 100% en castellano, el ministro crea que dicha lengua no es suficientemente fomentada. A lo mejor habría que prohibir el tamazigh para fomentar aun más el castellano.

Luego viene la dosis recomendada de paternalismo, hay que negarles a otras lenguas locales espacio en la educación pública dejando claro que eso mismo se hace respetándolas plenamente. El Sr. Gabilondo tiene un extraño concepto de lo que es el respeto.

Luego tenemos a la antecesora de Gabilondo, la ministra Mercedes Cabrera y Calvo-Sotelo, último vástago de una larga saga de intelectuales y políticos españoles, ella misma historiadora y politóloga, ella misma también progresista. Puso en duda la viabilidad de usar el tamazigh en la educación pública porque se trata de: una lengua de tradición oral carente de cuerpo gramatical

“carente de cuerpo gramatical”
Esto lo afirma una ministra que no es una completa ignorante del mundo como son muchos de nuestros congresistas peruanos y bolivianos, no señor, sino alguien que es catedrática universitaria y tiene dos doctorados en disciplinas de ciencias sociales.

No creo que esta señora realmente ignore que todas las lenguas tienen un cuerpo gramatical, se encuentre éste escrito o no. La misma falacia hegemonista, claramente dirigida a desacreditar la relevancia de una lengua: no tiene cuerpo gramatical, no es siquiera una lengua, no es relevante, etc. Yo creía que este discurso desinformador solo era posible en América Latina.

Centralismo francés
Y de España podríamos saltar a otros países aun más avanzados con tradiciones de hegemonismo lingüístico muy claras, como Francia, donde la palabra «patois» (habla tosca, habla impura, habla campesina) se viene usando desde hace siglos para depreciar al bretón, al occitano, al catalán, etc.

Y en general, a todas lenguas de Francia que no son el francés tal como se habla en París, centralismo lingüístico del cual también sabemos mucho en el Perú y que nos recuerda que seguimos ridiculizando al castellano andino, verdadero idioma creole característico de Ecuador, Perú y Bolivia.

Es evidente que el discurso hegemonista unilingüe funciona, en distintos contextos, a nivel global y así Ángel Gabilondo y la Hilde pueden venir a expresar lo mismo, que las lenguas minorizadas no tienen interés, siendo uno progresista y la otra amante de la autocracia. También es evidente que, llegados a este punto, el discurso que sirve para reivindicar el aymara y el quechua, sirve igualmente para el tamazigh.

V o l v e r