Bolivia: El Comandante está en peligro
    El Presidente Evo debe tomar decisiones rotundas y radicales. Lo debe hacer por Él, pero sobre todo por el Pueblo Boliviano, América Latina, y los millones que creemos en sus buenas intenciones.

Flavio Dalostto
Cuando estalló el conflicto entre el gobierno boliviano y los maestros urbanos, a principios de este año, e hice la necesaria diferencia entre lo que yo considero una dirigencia errada, que se me figura una especie de “izquierda de derecha” (por lo rígido y conservador de sus esquemas y postulados), y la masa de maestros que apoyaba esa dirigencia, reclamando la justa pero inoportuna mejoría salarial, me empecé a quedar sin algunos amigos en Bolivia y en otras partes.

No me molesta; porque mi lealtad es únicamente con Bolivia y con el imperfecto Proceso de Cambio.

Incluso llegué a señalar que el ministro de educación (un economista) debía renunciar a su cargo; por su evidente incapacidad de solucionar el conflicto, por sus continuas amenazas a los maestros con descontarle los sueldos, por azuzar a los “padres-de-familia” contra el magisterio, llegando incluso a considerar que la profesión de maestro se declare “libre”, o sea que cualquier fulano de clases ¡pobre Bolivia! Creo que fui el primero dentro del Cambio, que pidió la renuncia de un ministro boliviano.

Evo Morales Ayma Presidente bolivianoNo pasó mucho tiempo sin que la Ministra de Salud, que todavía no había adaptado su culo al sillón, terminó presa por unos raros asuntos con laboratorios.

Después vino el tema de la República Chuta de Uncía, uno entre varios microestados del Ande Boliviano donde la policía nacional no pisa, a menos que sea para ser linchada por la legislación insurgente de esas nuevas soberanías, que establecieron la Pena de Muerte, la Tortura y el Contrabando a gran escala, y que se cagaron soberanamente en el Estado Plurinacional y en la Constitución Boliviana.

A ese microestado soberano se sumaron Llallagua, Chayanta, Caranavi y otros. Allí la soberanía boliviana no existe, solo figurativamente.

Ante la masacre de 4 policías (no juzgaré si eran honestos o corruptos, porque no me corresponde), las autoridades del Ministerio del Interior, estaban preocupadas por los ¡detalles! de una autopsia cuestionada a uno de los cadáveres de policías recuperados a ruegos; pero no por la gravísima situación que había aflorado en el Ande silencioso, y que pone en jaque la integridad de la Nación Boliviana.

Luego vino la agresión de los familiares de las víctimas a la casa de la hermana de Evo Morales, todos residentes de Oruro.

Los chupauyutas de turno “vieron” en esa acción injusta pero desesperada, una gigantesca conspiración política en contra del presidente. Pero la cosa era más simple, más vulgar, más humana. Era simple rabia, Rabia e impotencia.

Rabia muy justificada y muy profética; porque hasta el día de hoy, no se habla más del asunto, y seguramente se dejará de hablar. Ni un solo linchamiento en Bolivia ha sido esclarecido y menos castigado a sus autores materiales o ideológicos.

Luego vino el tema de los indios de CIDOB con Adolfo Chávez a la cabeza y su minimarcha exasperante para el Gobierno de Evo.

Al igual que a los maestros, el gobierno los trató (los insultó) de enemigos, antipatrias, desestabiliazdores y vendidos a los norteamericanos a través de USAID. Antes, los indios eran el 70% oprimido de Bolivia.

Ahora, era una “minoría” que quería oprimir a la “mayoría”. ¡Ay Dios! Errados o no, en su reclamación, el derecho a peticionar a las autoridades es un derecho. Desde el Chapare, un legislador del MAS amenazó a los indios de CIDOB con cercarlos con cocaleros e impedirles el paso a La Paz. Una verdadera tristeza e inútil confrontación entre hermanos, azuzada desde el Ministerio de Autonomías.

La micromarcha india de Cidob mostró en toda su miseria, las hilachas de lo que quedaba del Pacto de Unidad entre las 5 organizaciones populares de masas que llevaron a Evo Morales al gobierno. La organización de Campesinos-Colonizadores y los indios de CONAMAQ se quebraron. Ciertas corrientes apoyaban a la CIDOB y otros al Gobierno.

Los Ponchos Rojos llamaron la atención sobre el momento peligroso que se creaba a través de esa confrontación. El gobierno, a través de su Ministro de Autonomías, no dejó un solo día de insultar a la CIDOB y de echar sal en la herida. Trató de romper la unidad de Organizaciones de masas, negociado por separado, desprestigiando honrados dirigentes y ensalzando infaltables chupamedias.

Los indios “estaban vendidos a USAID”. Ahora resulta que la nefasta USAID que el gobierno amenazaba con echar de Bolivia, pero que nunca echa, concurre junto al Ministerio de Medio Ambiente y Aguas de Bolivia, apoyando a la organización Remaq-Cebem, de José Blanes, un declarado anti-Evo, anti-socialista, anti-marxista, anti-cocalero.

Desde el MMAyA, a través de un correo que figura como contacto de ese ministerio fui amenazado por un “técnico”. Hace rato vengo advirtiendo que el enemigo se pasea impunemente en las narices del Comandante, pero a excepción de un pedido de investigación del ex senador Gastón Cornejo Bascopé, la advertencia cayó en saco roto.

Hace días nomás, la CONAMAQ le está pidiendo a Evo, la renuncia de 4 ministros suyos por INCAPACES: el de minería, el de presidencia, el del interior y el de autonomías. Hace horas, el senador del MAS Isaac Ávalos, pidió la renuncia de la Ministra de Tierras, por INCAPAZ. Por eso Evo salió a tirarles las orejas a su gabinete, pidiéndole que se acerquen más al Pueblo y no vegeten detrás de sus escritorios.

Y ahora, la gota que rebalsa el vaso, es que todo indica que un presunto delincuente alemán que tendría pronturario en su país, y vive hace 17 años en Bolivia, sería un agente del Viceministro del Interior con autorización para “resolver” situaciones difíciles, donde debían “cooperarle”, policías, militares y otros ¡! No sería funcionario del Ministerio de Agricultura.

Sería un agente del Ministerio del Interior, o sea, del Ministerio de Seguridad. Al tipo lo acaban de meter preso y al Viceministro lo echaron.

Y otra vez, el Ministro del Interior, en vez de preocuparse por lo gravísimo del hecho, anda discutiendo detalles de si el nombramiento del tipo en el gobierno “había seguido las formas”. Otra vez la misma actitud de lo de Uncía.

Después de esto, la hipótesis del presidente de que pudo haber sido envenenado el otro día, cuando sufrió una grave descompensación en el aparato digestivo, cobra más asidero.

Si el Alemán presuntamente delictuoso es agente del Ministerio del Interior; si el “sacerdote” aymara que dio el bastón de mando a Evo, en 2006 acaba de ser apresado con 350 kilos de cocaína líquida destinados a Santa Cruz, entonces el Comandante está en situación de peligro.

No por los maestros, no por los indios de CIDOB; sino por el gabinete rengo que lo rodea.

Discutir si la “morenada” es peruana o es boliviana, me importa nada. Lo que me importa es que la ineficiencia de una parte del gabinete nacional se hace cada vez más evidente, y pone en peligro los éxitos logrados en este esforzado Camino de Cambio.

El Presidente Evo debe tomar decisiones rotundas y radicales. Lo debe hacer por Él, pero sobre todo por el Pueblo Boliviano, por América Latina, y por los millones que creemos en sus buenas intenciones.

En estos momentos, los reaparecidos Comités Cívicos de Beni, Santa Cruz y Tarija se están reagrupando, para intentar resistir la aplicación de la Constitucion Nacional, y modificarla para que ella se adapte a sus estatos ilegales y separatistas, y no a la inversa.

Miran con envida a Uncía y se dicen “No éramos nosotros los que nos teníamos que separar de ellos, sino ellos de nosotros”. Huelen el momento. Saben que se viene planeando un zarpazo restaurador del imperialismo, utilizando a Colombia como cabeza de playa, y les gritan “No nos dejen afuera”.

Si vuelve la Oscuridad, las ratas roedoras de medias, serán las primeras en huir. Por el contrario, los indios de la CIDOB, a pesar de los insultos recibidos, sabrán muy bien de que lado estar. Igual que nosotros. Junto al Pueblo y a Evo, por supuesto.

Venceremos porque Ya Vencimos.

V o l v e r