El poder narco

César Lévano: diariolaprimeraperu.com
Poderoso caballero es Don Dinero, y más poderoso todavía si proviene del narcotráfico y se mete en la política. El Fujimorismo puede dar fe de ello.

NarcotraficantesInolvidable es el hallazgo de un cargamento de cocaína en el avión presidencial de Alberto Fujimori, avión comprado por Santiago Fujimori.

No se necesita ser Funes el memorioso para recordar que el narcotraficante Demetrio Chávez Peñaherrera (a) Vaticano reveló que abonaba al clan Fujimorista de Vladimiro Montesinos 50 mil dólares mensuales por cargamentos de cocaína que volaban desde la selva.

“¡Vladimiro Montesinos es más narcotraficante que yo! ¡Él es el verdadero Pablo Escobar!”, gritó “Vaticano” cuando estaba preso en la Base Naval del Callao. Después apareció en televisión, con los signos del electroshock que había sufrido.

A comienzos de mes, cuando Keiko Fujimori anunció que si fuera elegida presidenta lanzaría una “campaña frontal” contra el tráfico de Drogas, muchos recordaron su papel de primera dama bajo el régimen coquero de su padre, de Montesinos y de la cúpula militar corrupta que consintió y fomentó ese tráfico.

Ni la cándida Eréndira ignora que hubo una “Operación Siberia”, allá por agosto de 2000, que consistió en la venta de armas a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) a cambio de toneladas de cocaína. La operación fue obra de Montesinos.

¿Cuánto de la fortuna delictuosa labrada por el dúo Fujimori-Montesinos ha ido a parar a las cuentas secretas de la candidata de Fuerza 2011? No lo sabemos.

Lo que sí está claro es que la heredera de Alberto Fujimori también tiene su historia. Allí están –estaban, mejor dicho– los diez mil dólares que para su campaña congresal de 2006 le donó Ana Isabel Martínez Moreno, hija de Eudocio Martínez, quien fuera apresado y encarcelado bajo acusación de narcotráfico.

Doña Keiko dio anteayer dos muestras de su carácter: afirmó que todos los acusados del clan Martínez fueron absueltos por la justicia. Omitió decir que ella intercedió para que se indultara a las hijas de Martínez. También dijo que no iba a devolver los diez mil dólares con olor a cocaína, porque “la plata fue para mí”.

La señora Keiko Fujimori sabe que la plata viene sola, sin necesidad de rifas y polladas. Y resulta que algunos de sus candidatos al Congreso están cortados por las mismas tijeras.

Caso escandaloso es Rofilio Neyra Huamaní, número uno en la lista de candidatos del Fujimorismo al Congreso. Un cable de la embajada de Estados Unidos fechado el 28 de noviembre de 2006, señala que informaciones de Ayacucho indicaban que Neyra recibía financiamiento del narcotráfico.

Personajes como éstos representan un peligro para la democracia, una amenaza para la institucionalidad republicana, un insulto a los ciudadanos. Una vergüenza, en suma.

V o l v e r