Tejiendo ideología de equilibrio armónico desde Bolivia al mundo

Jilata Natalio Humerez Tambo / periodicopukara.com
El 21 de diciembre es un inicio de un ciclo de vida diferente a lo nuestro, día en que todos pensamos diferente, la isla del Sol fue el escenario de este hito histórico, desde el Estado Plurinacional asumiendo la lógica de los pueblos indígena originario campesinos para mostrar al mundo que somos capaces de tejer un paradigma biocosmovivencial contrario a la visión capitalista.

Para los científicos politólogos del mundo este día fue cualquier solsticio que pasa año tras año, pero como todos especularon sobre el futuro de la humanidad no les quedó otro que tratar de explicar del fenómeno cósmico del sistema solar.

Para quienes se embarcan al jach’a thakhi de los pueblos indígena originario campesinos interpretaron lo que les parece que sucedió, mientras quienes tenemos sangre y vivencia indígena, lo percibimos como un momento de reconstitución de nuestra forma de sentir, pensar actuar, a la cual llamamos “chuymampi”, que significa ver, sentir, pensar el mundo con chuyma para actuar con corazón al mundo, ya no como un discurso más, si no como acción de lo que queremos ser, conectadas con una energía cósmica antes que explicar un fenómeno de la cosmovisión, aquí se plasma la nueva ideología para cambiar el sentimiento, pensamiento y acción humana, a un ciclo de vida de convivencia armónica desde Bolivia al mundo.

Abrir los ojos a una claridad es sentir lo que nos pasa y pasa con nuestros semejantes, el dar super valor a la mente como si el atraso o desarrollo de las sociedades fuesen únicamente producto de la inteligencia cerebral quedo al pasado, ahora comenzamos a valorar nuestra “chuyma”(corazón), para cambiar la vida social de un pueblo en proceso de transformación social.

Enseñar a pensar desde la casa, escuela, es parte de este proceso descolonizador para cambiar la mentalidad de nuestra sociedad, sacando de la cabeza de los seres humanos la filosofía capitalista carismática.

Aquí reside la importancia de la educación en esta tarea urgente para subvertir el saber colonial por un saber andino amazónico que muestre al mundo que somos capaces de sentir, pensar, actuar y vivir diferente, con esta ideología tejida mostremos al mundo una nueva forma de ver al mundo de Bolivia, para tener una vida diferente cada vez más armónica y en equilibrio con nuestra madre tierra.

Aquí un llamado a la reflexión a nuestras autoridades, líderes, si bien hemos cambiado de discurso también cambiemos en nuestra forma de ser, actuar, vivir en diferentes escenarios públicos, comunitarios, de lo contrario toda esta ideología quedará en simple discurso de buenas intenciones de hacer cambiar el ser, saber, hacer y decidir.
Solsticio 21 de diciembre. Foto: ABI/EDL

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Aureliano Turpo Choquehuanca
Las últimas semanas de noviembre y primeras semanas de diciembre del año que se fue, distintos medios de comunicación social, profesionales, especialistas y el común de los mortales de la sociedad latinoamericana-hispanizado, con el acompañamiento de algunos indigenistas se han pronunciado sobre el acontecimiento del 21 de diciembre del 2012, que los mayas indicaron que era el fin del mundo y las autoridades bolivianas anunciaron que era el fin de la coca cola y el inicio de la bebida aymara del “mok´ochinche”.

Es ya ocioso quizá seguir hablando de las adjetivizaciones que nos han hecho los euroespañoles de la derecha o izquierda, tratándose en esta coyuntura política, de ahí que es importante dialogar con las autoridades bolivianas de la descolonización que en el diario “cambio” del 19 de diciembre del 2012 señala indistintamente, opiniones que nos dan la oportunidad de esclarecer algunos aspectos señalados en el mencionado medio de comunicación estatal boliviano.

El abogado Idón Chivi, inicia su reflexión señalando: “Un nuevo sujeto social en Bolivia se encuentra en escena: el indio.

”Para nadie es novedad que la invasión colonial euro-española y latino republicano, como sistema de opresión colonial ha sojuzgado y sojuzga al primer habitante y constructor de la gran civilización tawantinsuyana, sobre todo, ha negado y sigue negando su identidad pluricultural, su pertenencia territorial y su personalidad etnohistórica, que desde el punto de vista de la descolonización debería ser replanteado y reconceptualizado los conceptos y categorías socio-políticos y jurídicos, que niegan su dignidad al llamado “nuevo sujeto, el indio”.

El mal llamado “indio”, no es nuevo ni es un sujeto, sino un ser humano tawantinsuyano ancestral de lengua aymara, kechua, uru, chipaya, tupiguaraní y de las muchas otras lenguas ancestrales que persisten en la hoy llamada América del Sur.

En el caso particular de Bolivia, el aymara es un ser humano tiwanakota del Hurin Kollasuyu. Sin embargo, se confunde esta realidad ancestral cuando se dice que “se presenta (el indio) hoy con nombres propios:

Indígenas (Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia)
Originarios (Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu)
Campesinos (Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia)
Interculturales (Confederación Sindical de Comunidades Interculturales de Bolivia)
Afrodescendientes; o mujeres (Confederación de Mujeres Campesinas Indígenas Originarios-Bartolina Sisa)”.

Los nombre propios a que alude Chivi no es más que una resbalada intelectualoide, posiblemente debido a su educación de abogado, sobre todo, a la mala aplicación de su comprensión de las clases sociales de la sociedad capitalista, donde las organizaciones corporativas asumen la denominación de los componentes de clase, así la clase obrera, campesina y la pequeña burguesía tienen su espacio de lucha sindical clasista.

En consecuencia, señalar que el “indio”, “nuevo sujeto” es indígena, campesino, intercultural, afrodescendiente o mujer constituyen el nombre propio del ser humano aymara, kechua y amazónico.

El juego de palabras es mala consejera para entender el problema social del ESTADO UNITARIO SOCIAL DE DERECHO PLURINACIONAL…, boliviano.

La plurinacionalidad étnico-cultural del Hurin Kollasuyu en las esferas gubernamentales aún no se ha hecho presente, precisamente a causa de la confusión que existe entre la representación corporativa clasista y el neoindigenismo de izquierda.

La actual administración pública está copada por la clase social pequeño burgués mestizo, en especial en los cargos jerárquicos del poder ejecutivo y legislativo.

La expresión entusiasta de Idón es tal que confunde la realidad socio política que vive Bolivia, cuando señala que, “los desposeídos, despreciados y despreciadas de la historia entran triunfantes al poder aquel 22 de enero de 2006. Incluso cierta izquierda colonial tuvo que aceptar su derrota estratégica”.

Esta afirmación es una falacia o un sueño desvergonzado. El “sujeto nuevo indio” no ha tomado el poder, el “indio” no está en el poder; el mal llamado “indio” sigue de pongo político a través de las corporaciones sindicales de inspiración izquierdista y de los neoindigenistas como los sibilinamente identificados como “interculturales”.

La pequeña burguesía mestiza siempre ha estado de lado de los oligarcas que ostentan el poder económico, consecuentemente el poder político gubernamental. El poder económico de Bolivia se encuentra aún en la oligarquía nativa, es decir, los empresarios, financistas, comerciantes, empleocracia profesional y otros sectores socioeconómicos son los que ahora controlan el poder económico boliviano, no así el aymara, kechua o amazonense, mucho menos los que se precian de ser la nueva configuración social boliviana, como los interculturales o afrodescendientes.

La realidad del colonialismo interno y mental se ha encargado de falsificar la realidad social, política, cultural y religiosa a partir del 22 de enero de 2006, porque el llamado “indio boliviano” no es país, en consecuencia, “el país es nada y no pasa nada sin ellos”, debido a que son los campesinos, originarios, indígenas, interculturales y afrodescendientes los “nuevos sujetos sociales” de la “revolución cultural y democrática”, para la realización del horizonte político del socialismo del siglo XXI, sin embargo, esta retorica es solamente engaña niños.

Ahora bien, “el 16 de julio, el 10 de febrero, el 25 de mayo o el 14 de septiembre” (Chivi), son fechas que responden a los hechos políticos del colonialismo interno republicano, lo que entra en contradicción con la constitucionalizada “descolonización”.

Por lo tanto, el 21 de diciembre es parte de la elucubración de la mentalidad colonizada, porque está negando el calendario agrícola del Tawantinsuyu que son trece meses y no se denominaba “diciembre”, sino el Huchuy Pok´oy, que hace referencia los primeros frutos que nos da la Madre Tierra-Hallpa Mamanchis.

Desde la mirada retrospectiva de la civilización tiwanakota, no existen registros que hagan referencia a esta fecha gregoriana del 21 de diciembre, lo que hace que profesionales, intelectuales y entusiastas aymaras se muevan de acuerdo al viento de la aculturación.

Es importante releer el texto de historiador aymara, Germán Choque Condori, conocido como el Inka Huáscar de La Paz-Bolivia, el calendario aymara, publicado por la iglesia metodista en el año de 1980.

Cuando se alude a la llegada del Pachakuti para abrir “un nuevo ciclo político” de la llamada “revolución política y descolonizadora”. El abogado Chivi, se encuentra en el limbo político del reformismo de los indígenas, campesinos, originarios e interculturales que se encuentran en un mundo irreal y fantasioso que no ayuda a enfrentar el colonialismo interno hoy comandado por la pequeña burguesía mestiza boliviana de sudamérica.

Son muchas las resbaladas de Chivi, que merecería abordar con mayor tiempo y espacio sus narraciones de litigante descolonizador, pues esperamos abordarlo en una segunda oportunidad, por ahora, dejamos sentada nuestras observaciones que espero sirvan para una mayor y rigurosa reflexión sin apasionamiento político partidario, sino como un ser social pensante para el cambio y la transformación real del colonialismo interno boliviano y asumir la pertenencia territorial del Hurin Kollasuyu y darle sentido al Estado Plurinacional Confederado no unitario republicano.
Solsticio 21 de diciembre. Foto: ABI/EDL

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