Médicos y educadores solidarios: Gracias Cuba
    Tomado de Indymedia (16/04/2006 12:44)
    por:Alfonso Gumucio D. - Escritor, cineasta, periodista, fotógrafo y especialista en comunicación para el desarrollo…
  • Y como les queda el ojo, medicuchos, mediocre del Colegio Medico de Bolivia, masones y mamones, que se las chupen…
  • Traficantes de la salud, quien les ha dado atribuciones para permitir el el ejercicio de la medicina en Bolivia, quienes son usd. Mercaderes de la salud

    Mientras algunos sectores se quejan de la presencia de 600 médicos cubanos en territorio boliviano, yo no puedo sino expresar mi más profundo agradecimiento, que es el mismo agradecimiento que sienten las miles de comunidades que se han beneficiado de este apoyo solidario.

    Los sectores retrógrados que hoy se quejan, no tienen necesidad de esos médicos, ya sea porque tienen suficiente dinero como para hacerse tratar en la medicina privada o porque afectan sus intereses o su imagen.

    ¿Qué prefieren los bolivianos: los militares y agentes de la CIA que envía Estados Unidos, o los médicos y educadores cubanos?

    ¿Quienes se quejan?

    Por una parte algún sector de los médicos bolivianos, no todos, demasiado lanudos, cobardes y faltos de compromiso como para ir a hacer su práctica en los lugares más apartados y más desprovistos. Se quejan, pero creo que ni siquiera cumplen a cabalidad el año de provincia cuando egresan.

    Los médicos bolivianos, en su gran mayoría, se inscriben en esa medicina comercializada e inhumana que se ha olvidado hace muchos años del juramento hipocrático, que entre otras cosas dice: “Conservaré puros mi vida y mi arte.”

    Jamás irían a trabajar a las zonas rurales más empobrecidas en las condiciones en que trabajan los médicos cubanos, con la salvedad quizás de aquellos que se han hecho profesionales en universidades cubanas, y que están imbuidos de otra filosofía, menos mercantilista.

    Es obvio que la sola presencia de los médicos cubanos en nuestro país los hace ver muy mal a los médicos bolivianos. Es como decirles en la cara: “¿Ustedes no pueden hacer lo mismo?”

    He estado en varios países donde también hay contingentes importantes de médicos cubanos, por ejemplo Mozambique y Guatemala. Puedo decir que las comunidades aprecian en justa medida su trabajo. He escuchado en apartadas zonas rurales de esos países, decir que jamás un profesional nacional de la medicina había llegado a ellas para hacer su trabajo con la devoción y el compromiso que lo hacen los cubanos. Y no se crea que es por el modesto pago que reciben, sino porque desde niños han sido formados en los ideas del Ché de solidaridad internacional.

    De esos enormes contingentes que salen de Cuba a muchos países del mundo, son contados con los dedos de la mano los médicos que se quedan a vivir en los países de destino. A veces consiguen un trabajo mejor remunerado o a veces se enamoran, y eso los hace quedarse, pero la gran mayoría regresa a Cuba y permanece añorando su familia y su isla mientras hace su servicio voluntario en el extranjero.

    A los cubanos, como a cualquiera en el mundo, les gusta viajar, pero la imagen de “miles” que huyen en balsas en busca de “la libertad” es una gran falacia impuesta por los medios de des-información. En realidad, son una minoría.

    Muchos más son los ecuatorianos, los salvadoreños, los mexicanos o los guatemaltecos que intentan atravesar clandestinamente la frontera hacia Estados Unidos en busca de trabajo. Y eso que en esos países el consulado gringo no pone un límite al número de visas, como lo hace en Cuba.

    Los cubanos que se van en balsas es porque la misión diplomática de EEUU en La Habana, les ha negado la visa una o varias veces. Mientras los gringos otorgan 25,000 visas “de lotería” al año en Cuba, en Venezuela son 90,000 y en Guatemala o en El Salvador, las cifras superan las 100 mil visas anuales.

    Los que aplican a las visas en Cuba tienen que responder a estas preguntas que permiten a los gringos hacer una preselección:

    “1. Ha terminado usted su educación secundaria o un nivel más alto de educación?, 2. Tiene usted por lo menos tres años de experiencia en trabajo?, 3. Tiene usted algún entrenamiento en trabajo?, 4. Tiene usted familiares en los Estados Unidos?” Son muy frecuentes los casos en que se les ha negado la visa a profesionales de alto nivel, a deportistas, a cantantes, a escritores, a profesores universitarios. Todos ellos invitados por instituciones de Estados Unidos.

    La hipocresía de Estados Unidos es evidente cuando sus leyes establecen que cualquier cubano que ponga pie en la costa de Florida debe ser automáticamente aceptado por las autoridades de migración.

    En otras palabras, el mensaje a los cubanos es: no les daremos visas, pero si se arriesgan a violar las leyes de Cuba y las nuestras, los recibiremos con los brazos abiertos. Tamaña hipocresía no se conoce en los anales de las relaciones bilaterales.

    Volviendo a los médicos y educadores cubanos, no hay razones de peso para oponerse a su presencia en nuestro país, ninguna. Los médicos cubanos han estado llegando a Bolivia desde hace muchos años, pero parece que alguna gente lo ignora y aprovecha la ocasión para darle palo al gobierno del MAS.

    Una de las buenas medidas que ha tomado el gobierno de Evo Morales es reforzar esa relación solidaria con Cuba, que se traduce en algo muy concreto que beneficia a los más pobres. Algunos críticos se oponen simplemente por su anticomunismo exacerbado y trasnochado. Consideran a Cuba poca cosa, pero no se dan cuenta del país en el que viven. ¿Con qué cara critican a Cuba y la revolución cubana quienes toleran que Bolivia, en todas las estadísticas, sea el país que tiene más pobres, más bajos índices de salud, peores índices de educación? ¿Con qué cara señores?

    No olvidaré nunca la primera vez que pude intercambiar unas palabras con Fidel Castro, en el marco de una reunión sobre temas de salud organizada por UNICEF en La Habana (noviembre 1989). Le pregunté acerca de dos hospitales infantiles donados por Cuba a Bolivia y él inmediatamente me corrigió: “son tres” con esa memoria que lo caracteriza y que todos sus interlocutores admiran.

    Luego mencioné a los médicos cubanos que había en Bolivia en esa época, y me dijo, tocándome el pecho con su dedo índice: “chico, Cuba podría enviar muchos más médicos a tu país, para ayudar a los más necesitados en áreas rurales aisladas, pero allá hay alguna gente que cree que son guerrilleros…”

V o l v e r